EXPOSICION CITTÀ ETERNA, ETERNI MARMI - ROMA
Desde el 22 de mayo de 2015 hasta el 7 de febrero de 2016 el Museo dei Fori Imperiali – Mercati di Traiano di Roma acogerá la exposición “Pablo Atchugarry. Ciudad Eterna, eterni marmi”, una importante retrospectiva del escultor uruguayo Pablo Atchugarry promovida por la Asesoría de Cultura y Turismo de Roma – Superintendencia Capitolina de Bienes Culturales, el IILA – Instituto Ítalo-Latino Americano y la Fundación Pablo Atchugarry, y patrocinada por la Embajada de Uruguay en Italia, mientras que la organización visual y los servicios museales correrán a cuenta de Zètema Progetto Cultura.
La exposición “Pablo Atchugarry. Città Eterna, eterni marmi” nace de un proyecto del Maestro Atchugarry y Sylvia Irrazábal, Directora de Cultura del IILA – Instituto Ítalo-Latino Americano, y consiste en una selección de 40 obras, diez de ellas monumentales que se expondrán al aire libre, esculpidas casi todas en ese mármol de Carrara que ha suministrado un alimento indispensable a obras maestras sin igual del clasicismo y del Renacimiento atesorados por la Urbe.
El propósito de la exposición es perpetuar la antigua y mágica relación con la estatuaria a través de la habilidad de Atchugarry, evocando en las composiciones ligeramente ascensionales del Maestro innegables referencias a un clasicismo que nos pertenece en nuestro fuero íntimo y nutre la sensibilidad de quienes admiran los “mármoles”.
El Museo dei Fori Imperiali – Mercati di Traiano pertenece por mérito propio a los lugares míticos que guardan los vestigios de esta memoria y el título de la exposición, “Città Eterna, eterni marmi”, es una evidente referencia a ese uso de la estatuaria de Carrara que desde la Roma de los Césares toca el Renacimiento de Miguel Ángel pasando por el Barroco de Bernini y llegando hasta nuestros días.
Admirando las obras monumentales, que para la ocasión se expondrán en el exterior, se entiende porqué ese camino que se emprendió hace más de dos mil años tiene su conclusión lógica aquí.
Por tanto, una obra como el Gran Ángel, del 2006, puede desparramar la imagen de un fantasma en las hipotéticas alas y de esa forma y con las antiguas arcadas como telón de fondo, acentúa una palpable vocación aérea que rehúye todo encorsetamiento espacial. Como se desprende de este ejemplo, el enganche figurativo, ligado a la historia del mármol de Carrara, planea siempre en el trabajo de Atchugarry como punto de partida ideal para poder alcanzar las cumbres de lo sublime, que reside en la transformación abstracta de un pensamiento estimulado por extraordinarias evocaciones. Pero no siempre la transformación se produce de forma ascensional: en Pomona, de 1994, un capullo bien compacto brota desde el centro de una forma que se deshilacha alrededor suyo deshaciéndose en múltiples pliegues de suave elegancia. Y Vertunno se apoya con firmeza en el suelo antes de abrir el abanico de florituras laterales donde los huecos y los llenos se alternan en pos de la liviandad.
Harán de corolario de estas obras otras esculturas de tamaño ligeramente más reducido. Por último, las habitaciones de los cuatro niveles del complejo arquitectónico acogerán pequeñas composiciones en mármol de Carrara, y en ese bronce pintado recientemente y utilizado con éxito por el artista uruguayo.
Las obras dialogan entre sí entrelazando caminos, sin sobrepasar el trasfondo imponente, se contextualizan junto con él en un único concierto arquitectónico, de manera que la magia se perpetúa.
Mármoles que por fin encuentran su espacio optimal y la inmovilidad del tiempo, el concepto de equilibrio y de armonía no se ve condicionado por el tamaño, por los temas tratados o por la sustancia en la que se ejerce el invento. Las obras alimentan la eternidad creativa del mármol que ha decretado esa gloria de la que ahora, en el Museo dei Fori Imperiali, conseguimos admirar una noble y disfrutable representación.
LUCIANO CAPRILE - CRITICO DE ARTE
CATALOGO - EDITORA SKIRA MILANO